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Una agente destinada en Oliva, en la provincia de Valencia, denuncia que dos compañeros le profirieron todo tipo de comentarios sexuales “soeces” e “hirientes” a pesar de que les pidió en una veintena de ocasiones que pararan
Guardia Civil 02/11/2022 GDH DigitalDos agentes de la Guardia Civil destinados en el post principal de Oliva-Gandia han sido destituidos de sus funciones durante tres meses por una falta muy grave por acosar a una compañera con comentarios sexuales.
La sección primera del Tribunal Militar Central ha desestimado los recursos de los agentes contra la sanción, confirmando así el expediente disciplinario y medida cautelar. El agente denunció en un escrito remitido a la cadena de mando que la noche del 2 al 3 de abril de 2022, durante un servicio de prevención, los dos guardias civiles profirieron todo tipo de expresiones sexuales y machistas, a pesar de que les pidió en una veintena de ocasiones que pararon. Ambos hombres han sido sancionados como autores de una actuación que supone discriminación o acoso.
Los tres agentes –dos hombres y una mujer– acudieron a un bar de Oliva a tomar un café con otra patrulla en el inicio del servicio nocturno. De camino al establecimiento, uno de los guardias le dijo a la compañera: "No te preocupes que si esta noche hay alguna pelea, [el otro agente] te protege los senos, no te pasará nada". “Yo te los cojo por detrás y nadie se avecina”, contestó el otro sancionado.
Ambos agentes inician así una noche de patrulla en la que no retrocedieron de proferir expresiones inadecuadas, pese a que la agente les pidió unas cuantas veces que se ahorraran los comentarios. Los sancionados se escudaron en que se trataba de una "broma". En el bar de Oliva, y frente a los agentes de la otra patrulla, los guardias siguieron lanzando “comentarios sobre el género femenino” con “muy poco respeto”, según el escrito de la víctima que recoge el apartado de hechos probados de la sentencia.
Ante los comentarios “groseros” e “hirientes”, la agente volvió a pedir que depusieran su actitud. “Viendo que no tenía pinta de cesar la actitud”, la mujer se dirigió en privado a uno de los dos agentes y le solicitó que dejara de atizar a su compañero, que “ya poco necesita él solo para envalentonarse”. Los agentes de la otra patrulla con quienes coincidieron en el establecimiento en Oliva “más bien parecían avergonzados” ante la escena, según el relato de la mujer.
De camino al vehículo oficial, los dos sancionados "hicieron referencia a la forma de mi cuerpo", relata la agente, con expresiones como "vaya cinturilla que tienes" o "tiene cuerpo de española, bien marcado". Nada más subir al coche patrulla, uno de los guardias le dijo: "Bueno, sabes que quien va de copiloto debe permitir que el piloto le toque las tetas". "Obviamente, no", respondió la mujer.
Durante las tres horas siguientes del turno, el agente tuvo que soportar frases cada vez más insultantes, reproducidas en las sentencias: “¿Sabes que lleva abiertas las ventanas para que se te pongan los pezones duros y poder verlos?”. La conversación entre ambos guardias continuó en presencia de la mujer: "¿Y tú qué crees: que es tranquilita o que después es una sucia y no quiere parar?". Los agentes especulan con varias preguntas: “Y azotándola, ¿te la has imaginado?” o “¿Preferirá por delante o por detrás?”.
Uno de los agentes incluso le espeta a la mujer: “Tranquila, todavía queda mucho tiempo para que te cambies de destino, caerás seguro”. “No te preocupes, tío, acabará cayendo”, contesta el interlocutor. Uno de los guardias, que ya intentó “de forma insistente” (y sin éxito) tener citas “fuera del entorno laboral” con la mujer víctima de los comentarios, abundó en la retahíla de improperios, incluyendo fantasías violentas: “Claro que me he hecho una paja pensando en ella”.
“También me la he sacudida imaginando que me corro en su cara, quedaría bien sucia. (...) Buah, parece muy seria y normalita, pero después de seguro que está muy sucia y me pide más”, añadió. La agente denunció ante sus superiores la situación, que califica de "muy desagradable". “Les pedí enfadada que pararan unas 20 veces”, explica la mujer, que al final optó por quedarse en el Puesto de Oliva y no volvió a subir en el coche patrulla esa noche.
Comportamiento “impropio” de la Guardia Civil
Los agentes, en sendos recursos muy similares, alegaban que no existía “concreción” en los hechos denunciados, además de una supuesta vulneración del derecho a la intimidad. "En realidad, no es así", sostiene la sentencia de la sección primera del Tribunal Militar Central, que remite a "la lectura del comunicado" del agente. "Entendemos que este comunicado y el informe jurídico proporcionaron a la autoridad disciplinaria elementos suficientes y adecuados para decidir sobre la adopción de la medida cautelar de cese", señala la sentencia, que alude a la "gravedad objetiva" de los hechos.
El informe de asesor jurídico que propició la incoación del expediente disciplinario afirma que la actuación de los agentes sancionados causó una "grave perturbación" y un "notorio malestar" en el servicio nocturno de la patrulla, además de un "sensible perjuicio" para la mujer que denunció los hechos. También recordaba que los guardias sancionados continuaban prestando servicio en la misma unidad, “lo que podría incidir negativamente en la imagen del cuerpo e incluso en la salud de la afectada, en caso de que volvieran a reiterar o persistir en este tipo de comportamientos o si trasciende públicamente que]por parte de la institución no se ha adoptado ninguna medida cautelar para apartarlos del servicio”.
El asesor jurídico reseña el "reproche social" al comportamiento de ambos agentes, "impropio" de los uniformados del instituto armado. Los agentes pedían en su recurso el reintegro de los haberes reprochados por la sanción de tres meses de cese, además de los intereses. Sin embargo, el Tribunal Militar Central ha desestimado ambos recursos en una sentencia contra la que existe recurso ante la Sala del Militar del Tribunal Supremo.
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