Un Teniente de la Guardia Civil a una funcionaria: «Aquí mandan mis cojones»

El agente de la Benemérita fue condenado a dos meses de suspensión de empleo por tratar de forma denigrante a una trabajadora

Tribunales 29/08/2022 GDH Digital GDH Digital
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Imagen de archivo de agentes de la Guardia Civil en el aeropuerto Reina Sofía, sin relación con este caso. / C7

La Sala de Justicia del Tribunal Militar Central desestimó el recurso contencioso interpuesto por un teniente de la Guardia Civil que había sido condenado a dos meses de suspensión de empleo como autor de una falta grave por haber tratado de forma denigrante a un funcionaria que trabajaba en las oficinas de la Benemérita en el aeropuerto Reina Sofía de Tenerife. Entre otras salidas de tono, el oficial sancionado llegó a decirle que no «sabía sumar», que si no había ido «al colegio» y que, en caso de duda, «aquí mandan mis cojones», señala el fallo.

La sentencia explica que en un día no determinado de mayo de 2019, mientras un subteniente se encontraba cambiándose en el vestuario, escuchó cómo el teniente condenado, que ocupaba el cargo de jefe de la sección del aeropuerto Reina Sofía, se dirigía a la funcionaria en un tono exacerbado con frases del tipo «que no sabía sumar, que las sumas no estaban bien hechas y si de pequeña no había ido al colegio». Tras el paso de los minutos, el subteniente pudo ver como la funcionaria salía del despacho del oficial, llorando.

Por otro lado, el 6 de mayo de 2019, la trabajadora cometió un error al no poner «Don» delante del nombre de un Guardia Civil, al que se le dirigía un escrito. Como consecuencia de esa acción, el teniente condenado empezó a gritarle, al tiempo que decía que ella «no era nadie para quitar el tratamiento a un Guardia Civil», que la «condición de don era inherente al empleo y que «qué se había creído ella para hacer eso».

Aunque la funcionaria le intentó explicar que solo había sido un simple «error tipográfico» y que no había tenido «intención» por su parte de «denigrar a nadie», el oficial continuó gritándole y diciendo que allí la única que no era nadie era ella y que él «la iba a poner en su sitio».

Como ocurrió en la vez anterior, la trabajadora se echó a llorar y salió al exterior de las oficinas. En esta ocasión, un sargento primero del Instituto Armado pudo escuchar las frases que el oficial dirigió a la afectada.

Al salir al pasillo y ante el griterío, el sargento primero pudo observar a la funcionaria en una esquina, «llorando», mientras que el teniente seguía gritando desde su despacho frases como, «tú no eres quien para quitarle a nadie su tratamiento» y «aquí mandan mis cojones».

El teniente una vez se tocó los genitales delante de la denunciante y le dijo «me sudan los cojones, ándate con ojo»

Por último, sobre las 14.40 horas del 16 de marzo de 2020, el teniente entró en la oficina que la funcionaria ocupaba en el aeropuerto y le arrojó una carpeta con documentación sobre la mesa. La mujer le preguntó si había «algún tipo de medida» para ella respecto al coronavirus y la respuesta del mando fue algo como: «Yo no tengo que darte a ti nada, el material es para personal de la Guardia Civil exclusivamente y que yo sepa tú no eres Guardia Civil, así que no es, por consiguiente, asunto mío lo que tú necesites o dejes de necesitar».

Ante esta respuesta, la trabajadora le explicó que ella no pretendía «quitarles nada a los Guardias Civiles», sino saber si también estaba siendo tenida en cuenta para cualquier tipo de medida preventiva que se fuera a aplicar en el aeropuerto con respecto a la pandemia del coronavirus. El teniente, encogiéndose de hombros, salió de la oficina, se tocó los genitales, y dijo algo como : «me suda, los cojones, haz lo que creas conveniente que yo ya sabré lo que tengo que hacer, así que ándate con ojo».

Debido al estado de ansiedad que sufrió, la administrativa acudió a las 17.00 horas al centro médico de San Isidro -en Tenerife- donde le extendieron una baja médica. Destaca el fallo que además de lo que estaba sufriendo en el aeropuerto, esta mujer «se encontraba nerviosa por la situación que estaba pasando la salud de su padre», y tuvo bajas por motivos ajenos a lo narrado, como traumatismos de espalda.

Validez de su testimonio

La Sala, en la argumentación ofrecida al condenado para desestimar su recurso, detalló que concurría «sin duda» la «persistencia en la incriminación y la verosimilitud» en el testimonio ofrecido por la funcionaria, sin que «podamos atisbar motivos que nos lleven a considerar no creíble lo que la señora relatado, por escrito, en una conversación con quien estaba realizando la Información Reservada así como en el marco del Expediente Disciplinario, en todos los casos en lo esencial coincidente».

Añade el Tribunal Militar Central que «no estamos solo ante lo manifestado por la víctima», sino que «una pleya de pruebas confirman lo por ella manifestado, total o parcialmente». Incide en lo manifestado por el subteniente que dijo que la había visto «llorar al salir del despacho del teniente» y, en otras ocasiones, detalló que el mando la había «gritado y tratado duramente».

De la misma forma, el sargento primero que compareció en calidad de testigo contó que el condenado le había dado «gritos» a la denunciante y le decía frases como «tú no eres nadie», «tú aquí no vales nada».

Por último, expuso que otro día la encontró en un centro de salud «en mal estado» y ella le contó sobre los desprecios del teniente, de los que él mismo también afirmó haber «sido testigo». Pudo oír al teniente dirigirse a la denunciante con términos como «inútil», y «esto tienes que hacerlo por mis cojones».

Contra este fallo cabe recurso de casación ante la Sala Quinta de lo Militar del Tribunal Supremo.

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