El rey Felipe VI, en una situación límite

Su actitud ante el vigésimo aniversario del 11-M, en la recepción 'oficial', con Pedro Sánchez a su vera, alejado de las víctimas reales, puede cavar su fosa como jefe del Estado.

Opinión13/03/2024GDH DigitalGDH Digital
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Felipe VI ante el vigésimo aniversario del 11-M, en la recepción 'oficial', con Pedro Sánchez a su vera, alejado de las víctimas reales

No es ninguna exageración y, sobre todo, es un clamor entre el sector monárquico que aún queda en España, que Felipe VI, Rey de España, vive una situación límite. En 2024, pensar, en una caída violenta del Monarca no resulta una hipótesis descabellada. Verle convertido en una marioneta de Pedro Sánchez, a su vez marioneta de Carles Puigdemont, me lleva concluir que la caída de la monarquía española, la más longeva del mundo, no sólo es probable sino lo más posible que puede ocurrir.

Su actitud ante ante el vigésimo aniversario del 11-M añade otra herida a la hemorragia. Felipe VI aceptó ser la estrella de la recepción 'oficial', que presentaba el 11-M como un atentado integrado en el ataque islamista a Europa, similar a los sufridos en Bélgica o en Italia. ¿Se imaginan a los británicos haciendo un homenaje a las víctimas de Londres con la participación de toda Europa en una especie de funeral civil hortera.

Y todo ello con Pedro Sánchez a su vera, alejado el Jefe del Estado de las víctimas reales, que bramaban contra el presidente del Gobierno y contra el ministro del Interior, Grande Marlaska, en otro escenario madrileño.

Prefirió estar con Pedro Sánchez a hacerlo con las auténticas víctimas

Y es que las víctimas, el grueso de ellas, al menos, se niegan a participar en actos contra el terror junto a un personaje como Sánchez, que pacta con Bildu y que, además, lleva en sus genes políticos la nefasta herencia de Rodríguez Zapatero, el personaje que inició el guerracivilismo en España con el aprovechamiento miserable de un atentado para acusar al PP de Aznar de mentiroso, cuando lo único que hizo Aznar el 11-M fue idiota. Con todo ello, el Rey de España está cavando su propia fosa.

Pero la independencia de Sánchez, a su vez colgado de Puigdemont, va más allá. Felipe VI, un monarca orgulloso y puritano, cuyo lema es que -"a mí que no me pille nadie en un renuncio"- está dispuesto a todo con tal de permanecer. Con ello acepta la gran mentira de un gobierno que, además de casos de corrupción, está enraizado en una corrupción moral permanente, donde el único principio es la permanencia de Sánchez en el sillón de Moncloa.

Felipe VI se ha convertido en la marioneta de Sánchez y Sánchez es, a su vez, la marioneta de Puigdemont

Un consejo: Majestad, no firme la Ley de Amnistía o habrá perdido todo apoyo popular, que es del que usted depende. Pero por lo que me llega de círculos monárquicos, y al igual que ocurrió ante la nominación de Sánchez como presidente del Gobierno, Felipe VI ni se plantea otra cosa que la firma de la Ley de Amnistía, que, en efecto, amnistía a los indepes y condena a la monarquía.

¿Es consciente Felipe VI de que por contentar a los otros está perdiendo a los suyos? Y además: ¿es consciente de que tiene en casa al enemigo número uno de la monarquía, su propia esposa, alma gemela de Sánchez, porque ambos comparten idéntico principio ético: permanecer en el cargo el mayor tiempo posible, a cualquier precio?

De postre, don Camilo Villarino, el nuevo jefe de la Casa Real, que está actuando como el espía de Moncloa en Zarzuela, encargado de evitar que su Majestad se desvíe un milímetro del camino marcado desde Presidencia. Y es que Jaime Alfonsín no se atrevía a enfrentarse a Presidencia del Gobierno. Por contra, Villarino es, él mismo, un hombre de Presidencia.

Ergo... el Rey Felipe VI de España está en una situación límite y, con él, la monarquía española. Ahora tiene otra oportunidad de recuperar la iniciativa, quizá su última oportunidad: no firmar la Ley de Amnistía que se propone, no se impone, a su firma. Tiempo atrás debió abordar esta peligrosa deriva de ninguneo al Jefe del Estado. Ahora no puede anular el proceso: sólo enfrentarse a él apelando directamente al pueblo español, que sigue siendo mayoritariamente monárquico aunque ya no sea mayoritariamente felipista. ¿Que se juega el Trono? Cierto, pero es que la estación última del actual camino... es que ya ha perdido la Corona, tras convertirse en un monarca progresista, es decir, sin otro principio moral -ético, diría un progresista- que el nihilismo, resumido en un "abajo los curas y arriba las faldas", la definición más atinada del universo progresista.

El 11-M podría cobrarse una última víctima: el Rey de España.

Artículo de opinión de Eulogio López para "Hispanidad.com"


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