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Miscelánea26/04/2025Fue el regreso de Carles Puigdemont en Barcelona, y su posterior huida, un «pacto de Estado»? Hay muchas incógnitas que sobrevuelan la jornada del 8 de agosto de 2024, el día que el líder de Junts se plantó en el centro de la Ciudad Condal, pronunció un discurso y volvió a desaparecer ante la multitud. El nuevo libro en catalán, La fugida (La huida), de la editorial Columna, escrito por la periodista Mayka Navarro y el detective Paco Marco, reconstruye este episodio con detalle y el testimonio de muchas fuentes policiales.
El capítulo 8, titulado «¿Pacto de Estado?», recoge la versión de uno de los mandos al frente de varios operativos relevantes vinculados al servicio de información de la Guardia Civil que asegura que la Delegación del Gobierno en Cataluña «nos dejó muy claro que incluso en el caso de que lo viéramos, si nos cruzábamos con él antes de llegar a Barcelona, nos limitáramos a informar a nuestros superiores, pero en ningún caso lo podíamos identificar, y ni mucho menos, detener».
La policía encargada de la detención de Puigdemont debía ser los Mossos d’Esquadra. El dispositivo diseñado para detenerlo, sin embargo, no hacía referencia a Puigdemont. El libro abunda en que, «de manera inexplicable, el operativo no hacía referencia a Carles Puigdemont y se justificaba exclusivamente por el hecho que garantizaría la celebración del pleno de investidura del nuevo presidente de la Generalitat».
En ese capítulo, como en el de la huida, se pone mucho el acento en el papel de Eduard Sallent, que en aquel entonces era comisario jefe de los Mossos. Sallent solo contempló un escenario, que era el de que el exmandatario catalán quería «entrar en el Parlament fuera como fuera». Cabe recordar que en esa jornada se celebraba el pleno de investidura de Salvador Illa. Y se especulaba en que una hipotética entrada de Puigdemont en la Cámara autonómica -o su detención- habría hecho saltar por los aires el acuerdo entre ERC, Comunes y PSC para investir a Illa.
Sallent desplegó un amplio operativo en el Parc de la Ciutadella, donde se ubica el Parlament, pero Puigdemont nunca llegó a esta destinación. «El informe de Sallent enviado a los tribunales sostiene la tesis de que, aquel 8 de agosto, Puigdemont quería entrar en el Parlament fuera como fuera. Y que su propósito era conseguirlo evitando el control policial que se había reforzado en la puerta principal de Ciutadella, la más próxima a la estación de Francia».
Más adelante, el libro insiste en el diseño de la operación de Sallent: «El hecho era que [Puigdemont] había reaparecido en Barcelona y ni un solo policía se había acercado para darle el alto. Ni lo habían intentado, convencidos de que, después de la intervención, el president intentaría llegar al Parlament, accediendo irremediablemente a un parque de la Ciutadella blindado, en el cual, entonces, sí sería detenido».
La primera reunión de la Jefatura de los Mossos que se celebró para detallar cómo se gestionaría la detención de Puigdemont también fue muy reveladora. No todos los mandos de la policía autonómica estaban dispuestos a ser uno de los ahí presentes durante la detención. Otros sí que se ofrecieron, como Ferran López o el intendente Miquel Hueso. La reunión versó sobre quién debía ejecutar la detención. Además, era un contexto político de cambios. El futuro Govern de Salvador Illa podría en breve escoger una nueva cúpula policial y eran muchos quienes se disputaban el puesto y calculaban mucho sus movimientos.
El 6 de agosto, dos días antes del regreso de Puigdemont, se celebró otra reunión. En esta, Sallent participó de forma telemática porque estaba de vacaciones. Pero en ese encuentro tampoco se había logrado aún «un consenso» sobre quién iba a detenerle. Finalmente, en la reunión del día antes de su vuelta, el 7 de agosto, se acordó que los intendentes de Barcelona, Óscar Fernández Barbeito y Rafael Tello, serían los responsables de la detención. Pero a última hora, Sallent interrumpió sus vacaciones para decir que serían policías de paisano quienes ejecutarían las órdenes.
Según relata el libro, los cambios de criterio constante de Sallent desconcertaron a los Mossos. «Algunos mandos evidenciaron una cobardía impropia de su cargo». Sallent a última hora del 7 de agosto decidió interrumpir sus vacaciones. El 8 de agosto a las 7 de la mañana se presentó ante los Mossos y aseguró que sería él quien se encargaría de detener a Puigdemont. Estuvo haciendo guardia a las puertas del Parque de Ciutadella, pero Puigdemont nunca llegó.
Tampoco pudo detenerlo con la «Operación Jaula» que activó en su nivel más severo. Se generó un caos en Barcelona, colas de coches que querían salir de la ciudad, pero el líder de Junts no fue detenido. Y unos días más tardes regresó a Waterloo.
Respecto a los autores de libro, Mayka Navarro es periodista de La Vanguardia, especializada en sucesos, mientras que Paco Marco dirige la empresa de detectives Método 3 y es abogado y doctor en Derecho Penal. Sus autores no cuestionan la actuación de los Mossos -más allá de la de Eduard Sallent-. En el caso de Navarro, es conocida por tener información directa de la cúpula de los Mossos. En especial, en las etapas, como la actual, con José Luis Trapero al frente.
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